Reflexiones de un piloto argentino sobre la película Sully

No recuerdo realmente como conocí a Marcelo Pietronave. Nos habíamos cruzado algunos mensajes, creo que por Instagram.

Unos meses después volé a Bariloche y el justo estaba al mando del Airbus 320 de la entonces LAN Argentina. El otro día lo invité a ver Sully en la función que hice junto a muchos lectores. Al salir me dijo que me mandaría algo sobre la película y la profesión, por lo que me gustó poder compartirlo acá.

No pretendo ser crítico de cine, ni mucho menos, pero me gustaría darte mi punto de vista como profesional de la aviación y cinéfilo.
Lo voy a dividir en tres partes, la primera desde el punto de vista cinematográfico, el segundo desde el punto de vista técnico y el tercero y último desde el personal.
Desde el punto de vista cinematográfico no puedo ser imparcial, soy un gran admirador del trabajo tanto de Clint Eastwood, como de Tom Hanks. Eastwood tiene una forma muy particular (la cual yo comparto) de llevar al cine los puntos de vista humanos de aquellos hechos, algunos fuertes, otros controvertidos, en los cuales se basan sus filmes. Sencillamente impecables, la fotografía, los efectos son fieles a los hechos que representan.
Desde el punto de vista técnico, debo decir que habiendo leído las memorias del Cap. Sullenberger, son exactas al las vivencias por él descriptas. No se ven escenas increíbles ni explosiones monumentales como nos tiene acostumbrado Hollywood solo para lograr cierto impacto en el espectador. Pude ver a ambos, Hanks y Eckhart, trabajar como verdaderos profesionales de la aviación, el léxico, los diálogos se atienen tal cual a los procedimientos normales de una compañía aérea. Eso me dio mucha satisfacción, la historia se atiene estrictamente a los hechos.
Tercero, mi punto de vista personal. Excelente película, que se basa más que nada en los hechos posteriores al accidente y en los factores humanos involucrados en esos hechos. Pone blanco sobre negro la realidad de que los pilotos son humanos, con virtudes, con defectos, con aciertos y errores, con problemas personales, cuentas que pagar a fin de mes, todo girando alrededor de una industria multimillonaria y de una de las profesiones más técnicas y exigentes que puede haber. Muestra la angustia de un líder que asume que su única responsabilidad son sus pasajeros y su tripulación y que ve cómo sus decisiones son cuestionadas al punto tal de él mismo dudar de ellas. Desnuda cómo en un mismo hecho él es visto por la sociedad como un héroe pero a la vez por la autoridad como un fraude, por más que salvó la vida de 155 personas. Creo que la frase que más representa la esencia de este film es cuando Sully dice que juzgan sus 40 años de servicio, por los últimos 208 segundos de vuelo. Y lamentablemente es así, en EEUU, acá y en la China y tuve la oportunidad de experimentarlo personalmente en dos oportunidades.
Los pilotos son humanos, tienen hijos, familias que los esperan en casa y cometemos errores, pero como dijo un amigo mío hace ya varias años: “los pilotos certifican la calidad de su trabajo con su propia vida”. Lejos de ponerlos en un altar no merecido, pretendo con este comentario justamente lo contrario, que se los reconozca como seres humanos, no superhombres.
Por último, y te aclaro que no soy para nada amigo de compartir cosas que aparecen en Facebook, quiero compartir con vos una imagen que me parece que refleja con mucha certeza lo que quiero decir.

Además de gran profesional, Marcelo es un gran fotógrafo. Dejo por acá unas pocas fotos de su instagram para que lo puedan seguir

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Gracias Marcelo!