Un vuelo en F27 de CATA entre Bariloche y Aeroparque… en AGOSTO DE 1988

El 17 de agosto de 1988 en un Falcon rural estábamos llegando a Bariloche junto a mis viejos y mis tres hermanas.

Pasando Piedra del águila comenzó a nevar bastante fuerte. Al llegar a una curva escucho a mi viejo decir “hay hielo” y en mi cabeza comenzó un video en cámara lenta donde vi que quiso meter un rebaje y no entró…

El auto comenzó a desplazarse de costado en esa curva donde de un lado estaba la montaña y del otro el precipicio. Por alguna extraña razón el auto patinó hacia la montaña donde en la banquina había montículos de tierra seguramente para luego ser desparramados en el pavimento en el caso de nevadas como la que estábamos viviendo.

Uno de esos montículos se cruzó en nuestro camino de costado y provocó que el auto volcara y diera varias vueltas.

Dos de mis hermanas salieron volando del auto, una quedó a 10 metros.

Cuando terminó esa película en cámara lenta yo levanté la cabeza y vi a mi otro hermana como desmayada. Sólo se escuchaba el viento y la nevada. El auto no tenía más vidrios y el equipaje estaba desparramado por la ruta.

Miré hacia atrás y una de mis hermanas estaba sentada en la nieve mirando al auto. La otra creo que había quedado en el baúl.

Estábamos vivos. Yo tenía 14 años, mis hermanas 13, 8 y 4.

Un auto que pasaba al vernos tirados quiso frenar… y dio trompos sobre la ruta. Pero pudo seguir.

Dos micros de egresados lograron frenar. Nos asistieron y nos llevaron a Bariloche. Recuerdo tener vidrios dentro de la oreja.

Ese 17 de agosto, fecha que nunca olvidaré, volvimos a nacer.

Nuestro viaje soñado a Bariloche se había transformado en uno de los momentos más duros de nuestra familia. Tanto que unos meses después mis padres se separaron.

¿Y qué tiene que ver el título del post con este relato?

Quería contar como fue que terminamos tomando un avión de esta aerolínea CATA… nuestro auto había quedado destruido y no podíamos volver con el. Por eso mi viejo se puso a averiguar en las oficinas comerciales de las aerolíneas y las opciones eran Aerolíneas Argentinas o Austral o esta CATA, cuyos pasajes eran más baratos, lo cual era necesario para el sacudó que habíamos tenido, no solo físicamente, también económicamente… y éramos 6!!!!

Así fue que unos días después, porque seguimos igual con las vacaciones en el departamento alquilado a orillas del lago, nos volvimos en este F27, en el Fairchild F-27.

Y le pedí permiso a los muchachos de Spotters Córdoba que subieron hace tiempo esta foto a su twitter y me motivó escribir este post. Me dicen que el fotógrafo Alberto Dominguez no tiene redes para contactarlo, pero acá mi agradecimiento porque su foto me movió…

No se cuantos F27 tuvo CATA, quizás fue este el que volé, quizás fue otro que luego se estrelló, pero justo mi hermana Leticia, aquella que tenía 4 años cuando vivimos este accidente, encontró el video que había sido grabado por mi viejo con una cámara RCA que grababa mediante un cable en lo que era una media video casetera, y lo digitalizó.

Es por eso que está acá. No tiene todas las cosas que yo trato de mostrar en mis videos… no se ve el aeropuerto, casi no se ve la cabina, cuando vi que mi viejo había grabado la cartilla de seguridad, consumiendo batería que no dejó grabar otras cosas, le pregunté para que lo había hecho! y me dijo que si la gente se robaba esa cartilla, seguro le interesaría verla…

Por eso acá está este video que tiene casi 31 años de existencia…

¿Y a mi me vas a decir que volar es inseguro?

Y antes que me reten sobre mi viaje de 1995 a Europa, quiero anticipar que encontré varios de los videos originales, por lo que podré hacer una nueva edición en algunas partes de ese video que editado quedó en 1:30…

¿Cuando lo publicaré? Lo comencé a grabar el 6 de febrero de 1995, un día después de cumplir 21 años. Por lo que perfectamente podrá ser publicado 25 años después… hago la promesa pública para el 6 de febrero de 2020. Un video que hará ruido (???), pero que al igual que este sirve para retratar una época muy distinta a la actual.

Viajen… graben, almacenen, que con el tiempo todo eso cobra mucho valor.